TEXTO:
Emociones
El síndrome de Solomon pone de manifiesto el lado
oscuro de nuestra condición humana. Por una parte,
revela nuestra falta de autoestima y de confianza en
nosotros mismos, creyendo que nuestro valor como
[5] personas depende de lo mucho o lo poco que la gente
nos valore. Y por otra, constata una verdad incómoda:
que seguimos formando parte de una sociedad en la
que se tiende a condenar el talento y el éxito ajenos.
Aunque nadie hable de ello, en un plano más profundo
[10] está mal visto que nos vayan bien las cosas.
Detrás de este tipo de conductas se esconde un
virus tan escurridizo como letal, que no solo nos enferma,
sino que paraliza el progreso de la sociedad: la envidia.
Este sentimiento surge cuando nos comparamos con
[15] otra persona y concluimos que tiene algo que nosotros
anhelamos. Es decir, que nos lleva a poner el foco en
nuestras carencias, las cuales se acentúan a medida
que pensamos en ellas. Así es como se crea el complejo
de inferioridad; de pronto sentimos que somos menos
[20] porque otros tienen más.
Bajo el embrujo de la envidia somos incapaces de
alegrarnos de las alegrías ajenas. De forma casi
inevitable, estas actúan como un espejo donde solemos
ver reflejadas nuestras propias frustraciones. Sin
[25] embargo, reconocer nuestro complejo de inferioridad es
tan doloroso, que necesitamos canalizar nuestra
insatisfacción juzgando a la persona que ha conseguido
eso que envidiamos. Solo hace falta un poco de
imaginación para encontrar motivos para criticar a
[30] alguien.
El primer paso para superar el complejo de
Solomon consiste en comprender la futilidad de
perturbarnos por lo que opine la gente de nosotros. Si
lo pensamos detenidamente, tememos destacar por
[35] miedo a lo que ciertas personas puedan decir de
nosotros para compensar sus carencias y sentirse mejor
consigo mismas.
¿Cómo se supera la envidia? Muy simple: dejando
de demonizar el éxito ajeno para comenzar a admirar y
[40] aprender de las cualidades y las fortalezas que han
permitido a otros alcanzar sus sueños.
VILASECA, Borja. Disponível em:<http://elpais.com/elpais/2013/05/17/eps/1368793042_628150.html>. Acesso em: 16 set. 2014. Adaptado
En el último párrafo, el autor da a entender que las personas, ante el éxito de algunos, deben tener una actitud de
apatía.
arrogancia.
admiración.
desconfianza.
resentimiento.