Texto
El territorio de La Mancha: libros, lengua y... dinero (unidad y diversidad del español en el "espacio común del libro")
El pasado 21 de febrero se puso a la venta, siete meses después de su aparición en inglés, la edición en español de Harry Potter y la Orden del Fénix. ¿“La edición en español”? La expresión no es exacta, porque en realidad se trata de varias ediciones en distintas modalidades de la lengua. En efecto, Salamandra, la editorial española que tiene los derechos de traducción y publicación en nuestro idioma de la serie de novelas de Joanne K. Rowling, ha editado y distribuido el libro en tres versiones lingüísticas diferentes para otras tantas áreas del amplio mercado hispanohablante: una dirigida a España, otra al Cono Sur y la tercera al resto de países de lengua española, incluido Estados Unidos. Donde en la primera se lea coger, en otra dirá agarrar y en la tercera tal vez tomar. Si para el lector español, algunos personajes se ponen a cantar a voz en grito, el argentino les oirá cantar a los gritos, mientras que en México lo que harán será cantar a voz en cuello. ¿Y todo esto por qué? Obviamente, por motivos económicos: intentando ajustar el producto a cada uno de los públicos destinatarios, el objetivo perseguido no es sino el de vender más ejemplares y obtener mayores beneficios por la inversión.
El caso de Harry Potter y la Orden del Fénix es sólo una muestra reciente de un fenómeno más amplio. La industria editorial de los países hispanohablantes tiene a su disposición –y utiliza continuamente- un extenso conjunto de políticas, técnicas o prácticas lingüísticas destinadas a facilitar su trabajo y hacerlo más rentable en el seno de un mercado que, si bien podría considerarse único por compartir la misma lengua, presenta indudables diferencias nacionales o regionales precisamente por las variedades que en ella conviven. ¿En qué medida las diferencias que alberga la unidad básica del español afectan a la unidad del mercado editorial iberoamericano? ¿De qué manera lasvariedades de la lengua condicionan o limitan los beneficios que se derivan de la existencia de una comunidad lingüística tan extensa? ¿Cuáles son las consecuencias y los efectos de tipo económico –pero también lingüístico y cultural- que la diversidad dialectal del mundo hispánico causa en el negocio del libro en español?
Para intentar responder a estas preguntas, quizá sea útil mostrar los distintos usos lingüísticos adoptados por autores, traductores y, sobre todo, editores, con el fin de allanar la circulación de sus obras por el “espacio común del libro”, buscando la máxima aceptación posible de sus productos en los distintos países hispanohablantes. Peroantes puede resultar necesario hacer una breve reflexión sobre la unidad y la diversidad del español en lo que Carlos Fuentes ha bautizado como “el territorio de La Mancha”: “Todos los libros, sean españoles o hispanoamericanos, pertenecen a un solo territorio. Es lo que yo llamo el territorio de La Mancha. Todos venimos de esa geografía, no sólo manchega, sino manchada, es decir, mestiza, itinerante, del futuro”.
Cuaderno de lengua: crónicas personales del idioma español. n.º 24, 26 de febrero de 2004. Majadahonda (Madrid) Victoriano Colodrón Denis
De acuerdo con el primer párrafo del texto la variedad lingüística del español puede mostrar tres versiones diferentes para la publicación de un libro. Marca en esta serie un ejemplo de la variante lingüística del cono sur:
haz
aprendé
pon
tem
hacéis