Texto 2: El arte del buen vivir
El hombre medieval podia explicarse de tres formas el ataque de una epidemia como la de la peste. Desde el punto de vista científico, acudiendo a la teoría errônea de los miasmas y la corrupción del aire; desde un punto de vista divino, entendiéndola como un castigo de Dios por sus pecados; y desde un punto de vista humano, culpando a algún grupo social marginal de una conspiración o envenenamiento. La interpretación científica ayudó a crear una literatura médica de tratados breves y de utilidad presuntamente práctica, con consejos para médicos y pacientes sobre cómo tratar la peste. La purga, la sangría y los compuestos farmacéuticos eran los más recomendados, junto a otros menos científicos y más pintorescos, como llevar ropa perfumada, deshacerse de los cadáveres o quemar maderas olorosas.
La Idea del castigo de Dios era la más generalizada, y derivó en una religiosidad exacerbada dominada por la culpa. Aun reconociendo la autonomia de las leyes naturales, el hombre medieval pensaba, como san Isidoro de Sevilla, que “no ocurre nada, sin embargo, sin la voluntad de Dios omnipotente”. En los años posteriores a la peste crecieron la venta de indulgencias, la donación de bienes a la Iglesia e incluso la construcción de templos. El hombre de finales del siglo XIV se obsesionó con la Idea de la muerte y con el “buen morir”, una vez que asumía la brevedad y vulnerabilidad de la vida. La religiosidad de la época giró en torno al tránsito de este al otro mundo, descuidando en cambio los compromisos cotidianos, una degradación moral que el clero no supo ver ni atajar, hasta el punto de dejarse llevar por ella. (In: Historia y vida. “Qué cambió la peste?
(Revista de España. .redacciónnhyv@historiayvida.com.2017.n. 35).
Señala la opción que contradice la idea central del texto “El arte del buen morir”
La forma típica de la religiosidad será el arte de morir.
La culpa y la penitencia ocuparán el espectro religioso de la época.
El arte del buen morir indujo al hombre medieval a gozar de lós placeres del mundo, olvidándose de sus princípios y obligaciones.
La Idea de la religiosidad era dominada por la culpa.
Todas las opciones son contradictorias.