La “terapia del tren”: un insólito método para
intentar curar enfermedades
Es practicada en Indonesia por personas aquejadas
de reumatismo, escoliosis y artritis, entre
otros males.
Por Paula Regueira Leal, EFE
02 de agosto de 2011.
[1] YAKARTA.- Oleadas de indonesios persiguen su
cura con la “terapia del tren”, método peligroso que
consiste en sentarse entre las vías del ferrocarril y
agarrar con las manos los rieles para que el cuerpo
[5] reciba la corriente eléctrica que creen saludable. Estos
indonesios aquejados de reumatismo, escoliosis,
artritis, hipertensión, insomnio y otras dolencias,
creen que la supuesta energía eléctrica que aseguran
transcurre por las vías, tiene efectos curativos.
[10] Nadie sabe con certeza quién fue el promotor e
impulsor de esta extraña manera de arriesgar la vida,
pero lo cierto es que a diario antes del atardecer y
desde hace más de un año, decenas de personas
se sientan entre los rieles próximos a la estación
[15] de Cengkaren, en el arrabal metropolitano de Rawa
Buaya, para probar si mejoran de sus males. Las
habladurías han hecho tan popular la estación que
hasta ésta viajan enfermos procedentes de muchos
rincones de la isla de Java, incluso desde los más
[20] apartados. Uno de los practicantes habituales de
este método que se identifica como Subiarsa, de 43
años, asegura que la “terapia del tren” le ha curado
los dolores que sufría en una de sus piernas.
“La gente viene aquí a aliviar muchos males:
[25] diabetes, dolores musculares, migraña...”, apunta
convencido Subiarsa, quien cree que “las descargas
de electricidad mejoran cualquier achaque”.
Aquellos que confían en el supuesto poder
curativo del método ferroviario tampoco saben explicar
[30] el motivo por el que la estación de Cengkareng se ha
convertido en centro de peregrinaje, aunque alguno
apunta que no ha sido escogida por sus propiedades
únicas, sino por el hecho de que por ésta pasan pocos
trenes. Los incrédulos atribuyen este fenómeno a la
[35] desesperación y culpan a las autoridades de que los
indonesios más pobres recurran a estos métodos
sin base científica para buscar algún alivio a sus
dolencias. Dwinanto Negroho, un profesor oriundo de
Yakarta, considera que “estos métodos son absurdos,
[40] en realidad, una bofetada para el Gobierno”. “La
sanidad es tan cara que la gente tiene que ingeniar
nuevas fórmulas con las que intentar curarse”, señala
Negroho.
Mientras aumenta el flujo de personas que se
[45] aferran a los rieles de Cengkareng, las autoridades
claman que han advertido hasta la saciedad y sin
ningún éxito de que sentarse en las vías es peligroso
y de que además no es una terapia curativa. El
jefe de estación de Cengkareng, Suari, afirma que
[50] la afluencia hasta esos tramos de la vía férrea de
personas que han oído hablar de sus propiedades,
tiene prácticamente desbordados a los empleados.
“Cada día varios funcionarios se acercan a las vías del
tren para explicar a la gente los peligros que afrontan
[55] y advertir de que, además, lo que hacen contraviene
la ley”, explica el jefe de la estación. La última
normativa de la red estatal de ferrocarriles indonesios
y aprobada hace unos cuatro años establece que
nadie puede utilizar las vías del tren para fines que
[60] no sean de transporte. Pero la gente hace oídos
sordos a los avisos y regresa, algunos casi a diario,
para pasar el rato o para sentarse entre los raíles a su
paso por esta barriada, que a raíz del fenómeno dicen
que se ha tornado mucho más animada.
[65] La Policía, ocupada con otros menesteres,
alega que se trata de un problema social que nada
tiene que ver con la seguridad pública, aunque los
agentes de patrulla observan sin alterarse como
algunas personas se tumban entre las vías para
[70]probar la terapia. En un improvisado ambulatorio
que sirve también de almacén, han amontonado
almohadas que emplean para seguir una terapia de
una forma algo más confortable, paraguas con los
que resguardarse de la lluvia o de los ardientes rayos
[75] de sol y cubos con agua, utilizados por aquellos que
creen que mojando el espacio elegido conseguirán
que por su cuerpo pase más corriente eléctrica.
La “terapia del tren” es uno de los absurdos
métodos para aliviar dolores a los que recurre
[80] la sociedad indonesia más desfavorecida, por lo
general con alto nivel de ignorancia. Unos practican
el “kerokan”, que consiste en frotar monedas en la
espalda para combatir la gripe, o el “jamu”, pócimas
que dicen sanan las dolencias físicas. Indonesia,
[85] donde no toda la población puede acceder al sistema
público sanitario, gasta el 2,5 de su Producto Interior
Bruto en Sanidad, con lo que es uno de los países
del mundo que menos invierte en la salud de su
población, según datos de la Organización Mundial
[90] de la Salud (OMS).
Lea las afirmaciones que siguen.
I - No existe ninguna ley o normativa que prohíba a los indonesios usar las vías de tren como tratamiento médico.
II - Los agentes de la policía advierten a los indonesios sobre los peligros y riesgos de la “terapia del tren” en las estaciones.
III - Los indonesios ignoran todo tipo de advertencia y continúan yendo a las estaciones de tren.
Llevando en cuenta lo que se dice en el texto, son verdaderas:
sólo III.
sólo I.
sólo II.
ninguna.
I, II y III.