El derecho al delirio
Eduardo Galeano
Ya está naciendo el nuevo milenio. No da para
tomarse el asunto demasiado en serio: al fin y al
cabo, el año 2001 de los cristianos es el año 1379 de
los musulmanes, el 5114 de los mayas y el 5762 de
los judíos. El nuevo milenio nace un primero de
enero por obra y gracia de un capricho de los
senadores del imperio romano, que un buen día
decidieron romper la tradición que mandaba
celebrar el año nuevo en el comienzo de la
primavera. Yla cuenta de los años de la era cristiana
proviene de otro capricho: un buen día, el papa de
Roma decidió poner fecha al nacimiento de Jesús,
aunque nadie sabe cuando nació.
El tiempo se burla de los límites que le
inventamos para creernos el cuento de que él nos
obedece; pero el mundo entero celebra y teme esta
frontera. La verdad sea dicha, no hay quien resista:
en una fecha así, por arbitraria que sea, cualquiera
siente la tentación de preguntarse cómo será el
tiempo que será. Y vaya uno a saber cómo será.
Tenemos una única certeza: en el siglo veintiuno, si
todavía estamos aquí, todos nosotros seremos gente
del siglo pasado y, peor todavía, seremos gente del
pasado milenio.
Aunque no podemos adivinar el tiempo que
será, sí que tenemos, al menos, el derecho de
imaginar el que queremos que sea. En 1948 y en
1976, las Naciones Unidas proclamaron extensas
listas de derechos humanos; pero la inmensa
mayoría de la humanidad no tiene más que el
derecho de ver, oír y callar. ¿Qué tal si empezamos a
ejercer el jamás proclamado derecho de soñar?
¿Qué tal si deliramos, por un ratito? Vamos a clavar
los ojos más allá de la infamia, para adivinar otro
mundo posible: el aire estará limpio de todo veneno
que no venga de los miedos humanos y de las
humanas pasiones: en las calles, los automóviles
serán aplastados por los perros; la gente no será
manejada por el automóvil, ni será programada por
la computadora, ni será comprada por el
supermercado, ni será mirada por el televisor, el
televisor dejará de ser el miembro más importante
de la familia, y será tratado como la plancha o el
lavarropas; la gente trabajará para vivir, en lugar de
vivir para trabajar, se incorporará a los códigos
penales el delito de estupidez, que cometen quienes
viven por tener o por pagar, en vez de vivir por vivir
nomás, como canta el pájaro sin saber que canta y
como juega el niño sin saber que juega; en ningún
país irán presos los muchachos que se nieguen a
cumplir el servicio militar, sino los que quieran
cumplirlo; los economistas no llamarán nivel de
vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de
vida a la calidad de cosas, la policía no será la
maldición de quienes no puedan comprarla; la
justicia y la libertad, hermanas siamesas
condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse,
bien pegaditas, espalda contra espalda; la Santa
Madre Iglesia corregirá las erratas de las tablas de
Moisés, y el sexto mandamiento ordenará festejar
el cuerpo; la iglesia también dictará otro
mandamiento, que se le había olvidado a Dios:
“Amarás a la naturaleza, de la que formas parte”;
serán reforestados los desiertos del mundo y los
desiertos del alma; los desesperados serán
esperados y los perdidos serán encontrados, porque
ellos son los que se desesperaron de tanto esperar y
los que se perdieron de tanto buscar; seremos
compatriotas y contemporáneos de todos los que
tengan voluntad de justicia y voluntad de belleza,
hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido
cuando hayan vivido, sin que importen ni un
poquito las fronteras del mapa o del tiempo; la
perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de
los dioses; pero en este mundo chambón y jodido,
cada noche será vivida como si fuera la última y
cada día como si fuera el primero.
(Texto adaptado disponível em www.escribirte.com.ar/textos)
Las formas verbales hay (línea 17), sea (línea 18) y vaya (línea 20), están conjugadas, respectivamente en
presente de indicativo, presente de subjuntivo y presente de subjuntivo.
presente de subjuntivo, pretérito perfecto y presente de subjuntivo.
pretérito indefinido, presente de indicativo y presente de indicativo.
presente de indicativo, presente de subjuntivo y presente de indicativo.
pretérito indefinido, presente de indicativo y futuro.