Cultura e identidad: Mexicanos en la era global
En gran número de países del mundo, la cultura y la identidad de los mexicanos es reconocida
por su originalidad. Se forjó esta originalidad en el crisol de las altas culturas mesoamericanas y
en el diálogo con una gran diversidad de culturas del mundo.
Lo que marca en especial la cultura de México es que, a lo largo del siglo XX, la mexicanidad,
[5] como voluntad colectiva nacional, forma parte de la combinatoria tanto del nacionalismo como
del cosmopolitismo de diversas fuentes políticas. Se basa esta mexicanidad tanto en la fuerza de
compartir una historia que nos hiere, como en el deseo de comunicar e intercambiar diversidades,
lo que explica la gran creatividad cultural de los mexicanos.
Recordemos que México es el cuarto país del mundo en biodiversidad y, no por coincidencia,
[10] es también uno de los diez primeros en densidad cultural. Hasta hace diez años, era también
uno de los diez principales en la producción de artesanías y en innovaciones museológicas y
culturales.
Sin embargo, el crecimiento exponencial de las telecomunicaciones, los audiovisuales e Internet,
características de la nueva globalidad, están creando nuevas homogeneizaciones culturales y, al
[15] mismo tiempo, nuevas diversidades. Como reacción ha surgido con gran fuerza una voluntad de
recrear la identidad y en México, como en otros países, se hace evidente una gran efervescencia
en la creación de nuevos códigos identitarios, sobre todo entre los jóvenes, digamos, con el rock
en náhuatl y la renovación del ritmo huapango en el ir y venir de Veracruz a Los Ángeles. Vale
mencionar también, en el arte postobjetual, el performance y el videoarte.
[20] Los mexicanos toman nuevas posiciones en el marco de la pantalla comunicacional global y se
vuelven hacia lo que más comparten: la cultura, ya que ella hace visibles, tangibles e intangibles,
sus memorias, sus deseos y sus búsquedas de futuro. Hoy es vital afirmar que la cultura no está
conformada por objetos, sino por formas de relación en las que interviene la libre decisión de
las personas de asumir, portar y practicar un comportamiento cultural.
[25] Si no se considera la cultura como este acto de libre decisión, se niega el derecho de las personas
de cambiar las vetas de su propia cultura a través de la originalidad y la creatividad. Sin embargo,
esas vetas tienen siempre un designio político, entendido éste como la conciencia de saber que
se necesitan alianzas y lealtades para asegurar la sobrevivencia de todos. Esta es actualmente la
frontera extrema que impone el planeta, a partir de la cual hay que hacer un camino de vuelta
[30] para recrear la política y la cultura. Es decir, la relación con los demás y con nosotros mismos.
En México, a lo largo del siglo XX, se fortaleció una cultura de libertad que permitió la convivencia
de ideologías y doctrinas de gran diversidad. Hoy amenaza esa cultura el regreso, en gran
medida soterrado en el pasado, de acciones para imponer un orden ultraconservador que,
además, es ya imposible en la etapa de evolución actual del mundo.
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En gran número de países del mundo, la cultura y la identidad de los mexicanos es reconocida por su originalidad (l. 1-2)
Según el texto, uno de los elementos de la mexicanidad es:
el rechazo hacia la diversidad
la mirada anclada en el pasado
la unión de lo global y lo nacional
el crecimiento demográfico exponencial