¡Adiós, Cordera!
[…] Rosa, menos audaz, pero más enamorada de lo desconocido, se contentaba con arrimar el oído al palo del telégrafo, y minutos, y hasta cuartos de hora, pasaba escuchando los formidables rumores metálicos que el viento arrancaba a las fibras del pino seco en contacto con el alambre. Aquellas vibraciones, a veces intensas como las del diapasón, que, aplicado al oído, parece que quema con su vertiginoso latir, eran para Rosa los papeles que pasaban, las cartas que se escribían por los hilos, el lenguaje incomprensible que lo ignorado hablaba con lo ignorado; ella no tenía curiosidad por entender lo que los de allá, tan lejos, decían a los del otro extremo del mundo. ¿Qué le importaba? Su interés estaba en el ruido por el ruido mismo, por su timbre y su misterio […].
ALAS, Leopoldo. ¡Adiós, Cordera! Disponível em: <http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/alas/adios_cordera.htm>. Acesso em: 22 out. 2014.
De acordo com o texto, para a personagem Rosa, os ruídos que faziam os pinheiros eram
o bater do coração das árvores.
o cantar do vento e das árvores.
as cartas que os pinheiros escreviam.
o ruído das fibras dos pinheiros secos.
os acordes de um instrumento musical.