1 EL ELEFANTE ENCADENADO
2 —No puedo –le dije— ¡NO PUEDO!
3 —¿Seguro? –me preguntó el gordo.
4 —Sí, nada me gustaría más que poder sentarme frente a ella y decirle lo que siento... pero sé que no puedo.
5 El gordo se sentó a lo Buda en esos horribles sillones azules de consultorio, se sonrió, me miró a los ojos y
6 bajando la voz (cosa que hacía cada vez que quería ser escuchado atentamente), me dijo:
7 —¿Me permites que te cuente algo? Y mi silencio fue suficiente respuesta. Jorge empezó a contar:
8 CUANDO yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales.
9 También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante. Durante la función,
10 la enorme bestia hacía despliegue de peso, tamaño y fuerza descomunal... pero después de su actuación
11 y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que
12 aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo. Sin embargo, la estaca era sólo un
13 minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa
14 y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría,
15 con facilidad, arrancar la estaca y huir. El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces? ¿Por qué no
16 huye? Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces
17 a algún maestro, a algún padre, o a alguna tía por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el
18 elefante no se escapaba porque estaba amaestrado—Hice entonces la pregunta obvia: —Si está amaestrado
19 ¿por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo me olvidé
20 del misterio del elefante y la estaca... y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se
21 habían hecho la misma pregunta. Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido
22 lo bastante sabio como para encontrar la respuesta: El elefante del circo no escapa porque ha estado atado
23 a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño. Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién
24 nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando
25 de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría
26 que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía... Hasta que
27 un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Este elefante
28 enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree –pobre—que NO PUEDE. Él tiene registro
29 y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás
30 se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás... jamás... intentó poner a prueba su fuerza otra
31 vez...
32 —Y así es, Demián. Todos somos un poco como ese elefante del circo: vamos por el mundo atados a cientos
33 de estacas que nos restan libertad. Vivimos creyendo que un montón de cosas “no podemos” simplemente
34 porque alguna vez, antes, cuando éramos chiquitos, alguna vez, probamos y no pudimos. Hicimos, entonces,
35 lo del elefante: grabamos en nuestro recuerdo: NO PUEDO... NO PUEDO Y NUNCA PODRÉ. Hemos crecido
36 portando ese mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y nunca más lo volvimos a intentar. Cuando
37 mucho, de vez en cuando sentimos los grilletes, hacemos sonar las cadenas o miramos de reojo la estaca y
38 confirmamos el estigma: ¡NO PUEDO Y NUNCA PODRÉ! Jorge hizo una larga pausa; luego se acercó, se
39 sentó en el suelo frente a mí y siguió: Esto es lo que te pasa, Demián, vives condicionado por el recuerdo
40 de que otro Demián, que ya no es, no pudo. Tu única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el
41 intento todo tu corazón... ...TODO TU CORAZÓN.
(Adaptado de: BUCAY, J. Recuentos para Demián: los cuentos que contaba mi analista. Ciudad de México: Editorial Océano, 2010, p. 15-18.)
Sobre o conto “El elefante encadenado”, considere as afirmativas a seguir.
I. O uso de maiúsculas no texto, em expressões como: “NO PUEDO...NO PUEDO Y NUNCA PODRÉ” e “NO PUEDE” serve para destacar, respectivamente, algo que o elefante pensa de si próprio e os pensamentos que são comuns aos seres humanos.
II. O narrador usa a imagem do elefante acorrentado para ilustrar como as pessoas vivem presas a experiências frustradas do passado, sem perceber que podem vencer ao “[...]intentar de nuevo poniendo en el intento todo tu corazón... ...TODO TU CORAZÓN”.
III. A frase “Si está amaestrado ¿por qué lo encadenan?” é a pergunta que o narrador da história do elefante faz aos mais velhos, quando estes tentam explicar por que o elefante permanece acorrentado a uma pequena estaca sem fugir.
IV. O exemplo do elefante acorrentado é usado pelo narrador da história para estimular uma reflexão sobre a capacidade adormecida que todos têm e que, frequentemente, não usam por acreditar que :“NO PUEDO...NO PUEDO Y NUNCA PODRÉ”.
Assinale a alternativa correta.
Somente as afirmativas I e II são corretas.
Somente as afirmativas I e IV são corretas.
Somente as afirmativas III e IV são corretas.
Somente as afirmativas I, II e III são corretas.
Somente as afirmativas II, III e IV são corretas.